miércoles, 4 de junio de 2008

Noticia - Lo que vendrá: laboratorios ensayan drogas para elevar percepción e inteligencia

Algunos se entusiasman, otros no tanto. En pocos años, señala “Nature”, han surgido compuestos para mejorar la memoria, la concentración y la capacidad de prever. Pero ¿hasta qué punto el hombre las tolerará como a las sustancias corrientes?La nueva tanda de drogas para tratar males tipo Alzheimer y diversos trastornos mentales quizá tenga efectos más complejos. Dado que actúan sobre la red cerebral, algunas también aumentan la capacidad de pensar y aprender. Por ende, son empleadas por personas sanas.

Así ocurre con el metilfenidato (Ritalin) o el modafinil (Provigil), ampliamente empleados, sin receta, para mejorar el rendimiento profesional o técnico, revela la revista científica británica tras una encuesta. En su curso, 20% de personas familiarizadas con esos específicos admitió que los usa por cuenta propia. O sea, se automedican para concentarse.

Claro, para muchos “droga” es mala palabra. El empleo no recetado puede ser dañino –temen-, si no peligroso e inmoral, especialmente en determinados estamentos sociales. Por ende, ciertos compuestos son objeto de controles estrictos, prohibiciones o penalización. En Gran Bretaña, por ejemplo, la marca Ritalin se clasifica como droga restringida (clase B). Pero algunos extremos suelen ser fútiles o contraproducentes.

Algunos usan Provigil para desempèñar mejor tareas nocturnas. Otros apelan a betabloqueantes para neutralizar picos de ansiedad o tensiones del entorno. En un plano más serio, muchos científicos emplean ciertos especìficos para ganar lucidez. A juicio de algunos expertos, si esos recursos también prolongan la vida profesional útil, mejor.

Penalizar estas drogas perjudica además a quienes las encuentran inesperadamente adecuadas. Por ejemplo, el tratamiento de esquizofrénicos que son, al mismo tiempo, fumadores compulsivos: la nicotina alivia sus sintomas y, de paso, estimula la actividad psíquica en gente normal.

“Riesgos habrá siempre, pero no superiores a los de muchas otras drogas”, sostienen “Nature” y su contraparte médica “The Lancet”. Al respecto, subrayan que todo nuevo tratamiento exige una serie de pruebas clínicas, si se descubren efectos colaterales que mejoran aspectos cognitivos. Obviamente, tampoco las pruebas clinicas son perfectas, como demuestan casos judiciales cifrados en efectos colaterales de analgésicos, antidiabéticos o anticolesterólicos.

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